Hermanísimos

La família, ese grupo de personas que no eliges al nacer y que cada uno tiene la que le toca. El mundo del fútbol está repleto de situaciones familiares de todo tipo, desde abuelos a nietos -Marquitos, Marcos y Marcos Alonso-; de tío, sobrinos e hijo -Gento, los hermanos Llorente y Marcos Llorente-; de suegro/padre a yerno e hijo - Cruyff, Angoy y Jordi-; de padres a hijos -los Maldini, los Busquets, los Reina, los Alcántara, los Kluivert.. pero de todos los vínculos familiares en el fútbol, el de los hermanos es el más numeroso por goleada. Ya sea coincidiendo en la misma época -Gabi y Diego Milito-, en épocas distintas - Sócrates y Raí-, en el mismo equipo -Gary y Phillip Neville-, en equipos distintos -Julio y Patxi Salinas-, en la misma selección -Michael y Brian Laudrup-, en selecciones distintas -Jerome y Kevin Prince Boateng- o incluso todo a la vez y además siendo gemelos cómo los De Boer. Todos, más o menos, exitosos. Pero dentro de este colectivo de hermanos futboleros hay un subgrupo más fascinante todavía. Son también del mismo padre y la misma madre pero la naturaleza fue puñetera y no repartió por igual -ni siquiera parecido- las dotes con el balón de unos y otros. Aunque no por ello, los menos buenos -por mencionarlos educadamente- estuvieron exhentos de oportunidades, mas bien todo lo contrario. Unos venían en el pack, otros se engancharon como una lapa al hermano bueno allá dónde fuera pero todos estuvieron a la sombra de un hermano que la diosa fortuna tocó con una varita para la práctica del balompié y con ellos pasó de largo. 

Bienvenidos al maravilloso y desconocido mundo de los hermanísimos del fútbol. Esos seres a los que nadie recordará por su nombre pero sí por su apellido -a pesar de ellos-. 

Manolo Hierro. Cuándo Cruyff llegó al Barça en el verano del 88, una de sus primeras peticiones fue un central de categoría. Pidió a Koeman -que llegaría tiempo después- pero le dijeron que ya habían fichado a una joven promesa nacional procedente del Valladolid. El flaco, al ver los informes sobre el nuevo fichaje, decidió darle una oportunidad en aquella pretemporada. Pronto se dió cuenta que los informes no cuadraban con el recién llegado. Le habían traído a Manolo, que ni era joven ni promesa ni nada, en vez de su hermano menor Fernando, el bueno. Manolo Hierro jamás llegó a debutar con el Barça y se marchó cedido al Betis aquél mismo verano mientras que el Real Madrid fichó un año después a Fernando Hierro. El resto es historia. 

Jon Bakero. Hermano pequeño de una de las vacas sagradas del Dream Team de Cruyff. Tiene el dudoso honor de ser el jugador de campo con más edad del Barcelona B. Con 28 años ya contaba batallitas a sus imberbes compañeros juveniles. Cuando su hermano José Mari se marchó del Barça con todos los honores, se quedó sin escudo. Le hicieron ver que aquello no se podía sostener. No se iba ni con aguarrás. Engañaron al Almería para que lo fichara. Nunca debutó en Primera. Ni falta que hacía. 

José Ramón. Futbolista que se vestía por los pies. Gallego de pura cepa, muy arraigado a su tierra ya que nunca salió de ella -igual que su hermano pequeño Fran-. Formó parte de la explosión del Súper Dépor, del cuál tuvo el gran honor de levantar su primera Copa en el Bernabéu como capitán -lo era porque llevaba más años que nadie, no por otra cosa-. Después fichó por el mítico Compos de mitad de los 90. De sus carreras por la banda del Multiusos de San Lázaro no se acuerda nadie a día de hoy. Volvió al Dépor cuándo el Compostela bajo a Segunda para salir en la foto de la primera Liga -tonto se ve que no era- aunque esta vez ya no le dejaron levantar el trofeo a él primero -no coló-. Se retiró poco después en Ourense, Galícia. 

José Félix Guerrero. Hermano -un año más pequeño- de Julen Guerrero, emblema del Athletic de Bilbao de los 90. Uno, rubio y el otro, moreno. Uno, superdotado -para el fútbol- y el otro, voluntarioso. Cuándo José Félix debutó en el primer equipo, Julen ya era capitán. No llegó a hacer carrera en su Athletic del alma ni en ningún sitio, en realidad. Pasó por el Racing, por la Real Sociedad y por el Eibar. Se retiró en 2002 por sus continuos problemas físicos -o eso dijo él, ya que sus problemas no eran sólo físicos-. 

Sabin Ilie. Llegó de la mano de su hermano, 'la Cobra Ilie', en plena época zoológica del Valencia coincidiendo con 'Burrito' Ortega y 'Piojo' López. 'La Cobrita' no mordía ni a las moscas. Un quiero y no puedo que en Valencia se dieron cuenta rápido y lo cedieron a un porrón de equipos indiscriminadamente. Alargó su carrera demasiado. Debió retirarse antes, como José Félix. 

Iván Pérez. Típico futbolista que la rompe en todas las categorías inferiores y cuando llega a la élite se caga. Además tenía el camino bien llanito gracias a su hermano mayor Alfonso, el de las botas blancas. Pues ni así. Nunca pudo con la presión y allá donde estuvo, siempre chupó más banquillo que el portero suplente. Delantero sin olfato pero con gran corazón. Buen compañero, mejor hermano. 



Los Maradona. Hasta D10S tiene lapas aprovechándose de su famoso apellido. Y como en Diego era todo excesivo, pues a falta de un hermano malo, tenía dos. Hugo y Lalo. A cuál peor. Maradona no se cansó de intentar colocarlos continuamente, e incluso los dos pasaron por la Segunda División en España. Y fue cuando uno de ellos fichó por el Granada que montaron un partido amistoso y el mejor jugador del planeta se enfundó la camiseta rojiblanca y jugó unos minutos junto a sus dos hermanitos. El viejo Los Cármenes se llenó hasta la bandera, claro. De hecho, ficharon a Lalo Maradona sólo para que se trajera a Diego, montar el amistoso y hacer caja. Todo muy rentable. Ni hace falta decir que Diego Armando Maradona hasta jugando con tacones al fútbol era infinitamente mejor que sus dos hermanos juntos. Entre los dos no hacían uno. Pero en Granada siempre podrán decir que el mejor jugó con ellos. Y sus dos hermanos también. 







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