Recordando Mundiales: Francia' 98

El último Mundial del siglo XX regresaba a la vieja Europa tras el feliz experimento norteamericano. La gran novedad es que el campeonato pasaba de 24 a 32 selecciones participantes. Esta vez acudieron todas las que tenían que estar. No se echó en falta a nadie. Bueno, sí. A un jugador. El gran Romario. El astro brasileño tampoco congeniaba con su seleccionador -igual que con casi ningún entrenador que tuvo- y el viejo Zagallo nos privó a todos de lo que pudo ser la dupla Romario-Ronaldo en un Mundial. Al final el tándem lo formaron Ronaldo, número uno indiscutible del planeta y un ya veterano Bebeto. Suficiente para que Brasil aspirara a todo.

Las demás favoritas, pues las de siempre. Incluida España que, también como siempre, tras una fase de clasificación apacible y engañosa -por el nivel de los adversarios- se vino demasiado arriba. El lenguaraz Clemente -que no dejaba títere con cabeza en la cresta mediática española y disparaba con bazooka a todo el que lo discutía- fue moldeando el equipo ultra defensivo de cuatro años antes a un equipo mas vistoso y en el que incluso cabía algún que otro atacante veraz. Los Raúl, Kiko, Alfonso, Etxeberría, Morientes.. se habían hecho un hueco entre tanto metal pesado. Pero no fue suficiente. Nos ilusionaron como siempre. Pero nos azotaron, también como de costumbre. En el primer partido ante Nigeria (2-3) quedó demostrado que lo de favoritos nos venía gigantesco y que el mítico Zubizarreta hacía bien en retirarse tras el Mundial -aunque también lo podría haber hecho antes-. El hostión fue morrocotudo por grave pero sobretodo por inesperado. Clemente arremetió con todo y contra todos en un bochornoso tiroteo de declaraciones contra la prensa. Esta, que le tenía ganas, olfateó sangre y le pidió su dimisión inminente en pleno campeonato. Era la guerra. Un despropósito. No parecía la mejor manera de preparar el segundo y decisivo partido frente a Paraguay. Y no lo fue. La Selección se estampó contra una pared (0-0) bajo un alarmante estado de impotencia. El empate no la dejaba fuera matemáticamente pero sí virtualmente. España debía ganar a los búlgaros y esperar la ayuda de una ya clasificada -como primera- Nigeria que venciese a Paraguay. Una carambola inverosímil. Y así fue. Una Selección desatada de toda presión se zampó (6-1) a una vieja Bulgaria que poco tenía que ver con el equipo que impresionó al mundo cuatro años antes. Pero Paraguay no falló ante los nigerianos y España quedaba fuera a las primeras de cambio. Nos fuimos demostrando lo que pudo ser pero no fue. Como siempre.

El resto de la primera fase sucedió sin grandes sobresaltos, sin ninguna sorpresa -excepto la decepción española-, con buen fútbol y grandes expectativas ante lo que estaba por venir. Y lo que llegó fue lo esperado: el vendaval Ronaldo para despachar serenamente a Chile (4-1) y seguir metiendo mas miedo en el cuerpo -si es que cabía- a los demás. Aunque la canarinha seguía sin despejar las dudas que se arrojaron sobre ella ya desde el primer partido. Pero con el fenómeno Ronaldo todo era posible. La anfitriona las pasó canutas ante Paraguay y solo se clasificó gracias al gol de oro de Blanc -el primero de la historia mundialista- en la segunda parte de la prórroga. Como igual de mal lo pasó Holanda para eliminar a Yugoslavia (2-1) en el descuento y tras penalti fallado por Mijatovic. Dinamarca asombró a Nigeria (1-4) mientras Croacia seguía soñando despierta a costa de Rumanía (0-1). Italia y Alemania, por la mínima y sin ningún tipo de alarde -marca de la casa-, seguían y terminaban otro día mas en su oficina. Y el duelo en la cumbre no defraudó a nadie. Inglaterra y Argentina cerraban los octavos de final disputando el mejor partido del campeonato. Se tenían ganas desde hacía doce años en México, la misma tarde que Maradona se bautizó como Dios. La batalla empezó como un trueno y nos dejó un gol estratosférico de un imberbe Owen. Los dos equipos disputaban a cara de perro cada balón como si fuera el último. Al descanso se llegó con empate (2-2) y aquello ya no se movió. La intensidad se controlaba con dificultad. Hasta que todo saltó por los aires. Simeone picó a Beckham y éste se auto-expulsó por una niñería estúpida en la segunda parte. Los británicos aguantaron como leones hasta los penaltis y ahí Argentina tuvo mas puntería.

En cuartos hubo de todo. Francia lo volvió a pasar fatal y esta vez solo pasó por la lotería de los penaltis ante Italia (0-0). Dinamarca se le subió a las barbas a Brasil (2-3) y a punto estuvo de darle un disgusto en el último servicio nacional de los hermanos Laudrup. A falta de Ronaldo, bien custodiado por los daneses todo el encuentro, bueno fue Rivaldo que con dos bellos goles metió a la gran favorita en la penúltima ronda. Holanda y Argentina nos brindaron otro gran partido. Los oranje se volvieron a salvar sobre la campana gracias a una obra de arte de Bergkamp. Y Croacia jubiló a una vetusta Alemania (0-3) que poco había cambiado desde su triunfo en Italia' 90. Los balcánicos juntaron un grupo formidable de jugadores -Boban, Prosinecki, Jarni, Vlaovic, Suker- ávidos de triunfos, muy comprometidos con la historia que ellos mismos estaban escribiendo y sin ningún tipo de temor y/o respeto ante nadie. Los dinosaurios germanos pudieron dar fe de ello.
En semis se auguraba partido de los grandes entre Brasil y Holanda. La verdad es que fue mas emocionante e intenso que bonito. Ronaldo volvía a escena en el momento oportuno y Holanda ponía las tablas al final -otra vez- con un cabezazo inapelable de Kluivert (1-1). La prórroga fue injusta para los dos ya que tanto uno como otro equipo dispusieron de oportunidades claras para no tener que llegar a los penaltis. Y aquí Taffarel -paró dos lanzamientos- se convirtió en héroe para llevar a su país a la segunda final consecutiva.
En el otro partido, Francia atenazada por la presión del momento vio como Croacia, ese animal competitivo, no tenía piedad de ella y Suker adelantaba a los suyos. Entonces, cuando a Francia entera le entró el tembleque, un operario de confianza, de los que no fallan, se puso el traje de superhéroe que otros no encontraron para la ocasión y se erigió en mito. Thuram con sendos golazos volteó el partido para poner las cosas en su sitio y a Francia en la final. En su final.


Pero Brasil seguía siendo favorita. Por galones, por historia y por tener al mejor del mundo. Aunque los brasileños no brillaron en casi todo el campeonato. Tampoco Francia, que lo había pasado francamente mal -sobretodo en las eliminatorias-, llegaba espléndida de forma. Pero sí de moral. Era su momento, ante su gente y frente al rival deseado. No quería jugar la final. Quería ganarla. Y Zidane se empeñó de que así fuera. Dos testarazos suyos en la primera parte finiquitaron una final que solo tuvo un contendiente. Brasil no compareció. Estuvo de cuerpo presente, pero no así en mente ni alma. Tampoco hubo noticias de Ronaldo. Sí las tuvimos tiempo después cuando se supo el porqué de tan penosa actuación de Ronaldo en particular y de Brasil en general. La noche antes de la final, el astro brasileño sufrió un extraño ataque epiléptico que apunto estuvo de apartarlo del partido. Seguramente, hubiera sido lo mas sensato. Pero la presión por la importancia del evento, llevó a los brasileños a jugársela con su estrella diezmada. Ronaldo no pudo demostrar todo lo que el mundo ya sabía el día señalado. Zidane cogió su relevo y llevó a los suyos hasta el olimpo. El país había sido muy crítico con el 10 francés por su 'mala cabeza' -qué paradoja- por una tonta expulsión en la primera fase. Pero calló bocas en el sitio y momento oportunos. Francia no dio opción ni un instante a Brasil y Pétit -aquél rubio con coleta con pinta de actor porno que fracasó en el Barça- redondeó la fiesta en el descuento (3-0).

Fue la victoria de un equipo coral, bien armado y trabajado, que supo sufrir para luego saborear el éxito histórico de su primer Mundial. Y en su casa. El triunfo de una Francia multiétnica, nieta de la Francia colonialista que unió a todo un país como no se había visto antes. El valor del fútbol en su máxima expresión.



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