Recordando Mundiales: EE.UU' 94

Mi primer Mundial. El mayor espectáculo del deporte llegaba a la tierra del showtime. Nada podía fallar. Y no lo hizo. Aunque los meses previos se vivió con cierta inquietud la poca expectación generada en el país de las hamburguesas. Probablemente, Estados Unidos sea la única nación del planeta donde el fútbol no está ni entre los cuatro deportes mas seguidos. Los yankees a lo suyo. Pero a la hora de la verdad no fallaron. Fueron en masa a los estadios -todavía sigue siendo el Mundial con mas espectadores de la historia-, y llenaron de color y diversión las gradas. La organización, un éxito. Y el Mundial, memorable, repleto de imágenes y situaciones ya legendarias.

Como todo buen Mundial, las sorpresas no se hicieron esperar. Aunque está vez, aparecieron ya en la fase de clasificación. Una gris Inglaterra y una agonizante Francia no cruzaron el charco. Lo de los galos fue de traca ya que a falta de dos partidos en casa solo necesitaban un punto para clasificarse.. se dejaron remontar en los últimos minutos ante la débil Israel, 2-3 y en el decisivo partido frente a Bulgaria, Kostadinov incendió el Parque de los Príncipes en el último minuto, 1-2. Francia, fuera y Bulgaria, dentro. En Sudamérica, Argentina cayó humillada en su Monumental en el partido definitivo frente a Colombia (0-5) y necesitó una repesca frente a Australia para acudir al Mundial.
España también se clasificó en un último partido de infarto ante Dinamarca, flamante campeona de Europa, en el ardor de Sevilla. Javier Clemente se hizo cargo de la Selección tras el oro olímpico de Barcelona y cambió totalmente el equipo. Jubiló a la 'Quinta del Buitre' y optó por jugadores de su plena confianza y defensas, muchísimos defensas. Le imprimió carácter y fuerza a un equipo robusto que adquirió mucha solidez. España y sobretodo Clemente acudían al Mundial muy seguros de si mismos.

Tras el pobre nivel de juego visto en el anterior Mundial de Italia en 1990, donde las defensas y los empates triunfaron, la FIFA decidió premiar las victorias en la fase de grupos con tres puntos en lugar de dos como hasta entonces, penalizando así el empate que seguía valorado en un punto. Esta regla se notó ya que la primera fase se convirtió en un festival de goles. Como novedad estilística, también cambiaron la paleta cromática de las camisetas de los árbitros. Así el trencilla dejó de ser solo el hombre de negro para convertirse también en el de gris, amarillo y hasta de rosa.

La competición la abrió la vigente campeona, Alemania, que no dio lugar a la sorpresa frente a Bolivia gracias a un solitario gol de Klinsmann. Inmediatamente después España debutaba haciendo de las suyas. Se derritió en los últimos minutos bajo el abrasador Sol de Texas, en un partido que tenía controlado y se dejó remontar frente a Corea del Sur (2-2). En el segundo partido, la Selección ya se jugaba la vida frente al peor enemigo. Pero Alemania no fue ese ogro de otras veces y España con el mítico centro chut por la escuadra de Goikoechea (1-1) lo dejó todo por decidir para el tercer partido. Aquí no falló y se deshizo con facilidad de Bolivia (3-1). Pasaron los dos favoritos. Los demás grupos no fueron ni tan previsibles ni apacibles. En el grupo A saltó la primera sorpresa. Colombia llegaba como seria alternativa y quedó última. Mas trágica fue la vuelta a su tierra cuando días después de caer eliminada uno de sus jugadores fue asesinado a tiros por el cártel de Medellín. Era Andrés Escobar -nada que ver con el icónico narco-, lateral derecho de Colombia. El sindicato de apuestas del narcotráfico colombiano hizo pagar con su vida el gol en propia puerta que el jugador se metió en el segundo partido frente a EE.UU y que dejaba fuera del Mundial a su equipo. En el grupo D asistimos a la peor caída de un mito. Argentina empezó apabullando con un gran juego que hacia olvidar las penas de su clasificación. Pero después de la victoria frente a Nigeria que sellaba el pase argentino a octavos, Maradona fue a pasar un control anti-dopaje. Nunca volvió. Su simbólica estampa marchando de la mano de una enfermera americana hacia el corredor de una muerte anunciada fue la última imagen de Diego en un Mundial de fútbol. Ese al que Maradona dignificó años antes de la mejor manera posible, lo pisoteaba confirmando que había consumido hasta cinco sustancias prohibidas. La federación argentina lo expulsó inmediatamente para evitar que la FIFA hiciera lo propio con todo el equipo. Pero Argentina no se recuperó. Su dios les abandonó.
El grupo E fue el mas igualado de la historia de la competición. México, Irlanda, Italia y Noruega empataron a todo. Todos con una victoria, un empate y una derrota que dejó fuera a los nórdicos por el peor coeficiente goleador. Italia, como siempre, se salvaba. Y Brasil? Una roca casi indestructible donde la fantasía la puso la mejor dupla del planeta: Romario y Bebeto.
Ya en octavos, fueron precisamente estos dos cracks los que pusieron fin al sueño americano. Los anfitriones vendieron cara su derrota y se despidieron de su Mundial con la cabeza bien alta tras caer ante Brasil (0-1). Como alto estaba el optimismo en España después de despachar tranquilamente a Suiza en otro festival defensivo de Clemente. Alineó de entrada a nueve defensas encubiertos en distintas posiciones por todo el campo y ya con dos a cero, dio entrada a otro defensa mas. Se ve que no se fiaba el hombre. Argentina seguía convulsa bajo el síndrome de Maradona y perdió inevitablemente ante una despiadada Rumanía, capitaneada por su propio dios: Gica Hagi. Nigeria jugó como nunca y perdió como siempre se pierde ante Italia, injustamente y al final. Roberto Baggio acudió cuando su equipo mas le necesitaba. La sorprendente Bulgaria de Stoichkov también se metió entre las ocho mejores dejando en la cuneta a México en la tanda de penaltis.


En cuartos de final se disputarían los mejores partidos del campeonato. Italia culminó el techo español de la forma mas cruel. Tras sendos zapatazos de Dino -el otro- Baggio y Caminero -absoluta revelación española-, el duelo se enfilaba hacia la prórroga cuando Roberto Baggio volvió a aparecer en el antepenúltimo suspiro para marcar la diferencia. El penúltimo lamento de la tragedia española fue la clarísima ocasión errada por Julio Salinas y cuando aún le quedaba media bocanada a España, Tassotti de un codazo y el árbitro con su infame ceguera nos noquearon a todos. Luis Enrique mostrando al mundo entero su camiseta -la Selección jugó de blanco ese día- ensangrentada con la nariz rota es leyenda. España caía como y donde siempre. Brasil venció a Holanda (3-2) en un partidazo con su dupla mágica en plena forma. Suecia y Rumanía disputaron un emocionante duelo lleno de alternativas que se tuvo que decidir en la tanda de penaltis a favor de los rubios del norte. Y Bulgaria saltó la banca remontando a Alemania bajo la magistral clase del jedi Stoichkov. En semis, doble duelo de revelaciones frente a los grandes. Suecia y Bulgaria pusieron en apuros a Brasil e Italia respectivamente, pero el peso de las camisetas, de los escudos y de la historia se acabó imponiendo. Roberto Baggio llevó a su escuadra a la finalísima pese al encomiable entusiasmo de Stoichkov y los suyos (2-1). Y Romario también acudió al rescate brasileño cuando Suecia mas difícil se lo estaba poniendo (1-0).

Italia frente a Brasil. Como 24 años antes en la mítica final de México'70. Pero por desgracia poco tuvo que ver con aquél partido. Dos equipos muy defensivos alejaron a sus respectivas estrellas del balón en una final fea y tosca que tuvo el dudoso honor de ser la única final sin goles de la historia. Todo se decidió en la lotería de los penaltis. Aquí el destino fue cruel con Roberto Baggio, el salvador que llevó a su país hasta allí para que fuera él mismo, con su error desde los once metros, quién enterrara toda opción. Italia nació y murió con Baggio en Estados Unidos' 94. Y Brasil se proclamaba así campeona del mundo por cuarta vez. Distanciada de su estilo inconfundible pero inmensamente felices por el hito conseguido.

Un Mundial muy hollywoodiense. Impresionante espectáculo del que los americanos también se sienten orgullosos a pesar de no sentir el fútbol como propio. Pues que viva el soccer!

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