El Madrid qué? Otra vez campeón de Europa?

De momento el Real Madrid ha dejado bien clarito quién manda en la capital. Y es que cuatro años consecutivos apartando a su vecino del sueño europeo no dejan ni un resquicio para la duda. El equipo blanco disputará su tercera final en cuatro años y si sale vencedor puede marcar una nueva hegemonía en Europa como ya ha hecho otras veces.

Y es que el idilio del Madrid con la máxima competición de clubes existe desde el mismo nacimiento de la criatura. Allá a mediados de la década de los 50 se creaba una nueva competición para enfrentar a los campeones de Liga de todo el continente. El Real Madrid, presidido por Santiago Bernabéu y comandado por Di Stefano en el césped, ganó el trofeo en la primera edición y no lo soltó hasta un lustro después. Esas cinco primeras Copas de Europa consecutivas hicieron legendario al equipo blanco por los siglos de los siglos. Ese fue el germen del Madrid que todos conocemos hoy día. Porque antes de Di Stefano, el Madrid era un buen equipo pero no mejor que el Barcelona o el Athletic de Bilbao, los verdaderos referentes de la época en nuestro país.
Lástima que las primitivas imágenes de entonces no reflejen la verdadera dimensión de un futbolista que marcó una era, transformó al Real Madrid y cambió la historia para siempre. Pero nos quedan las apasionadas crónicas de la época y sobretodo su palmarés para demostrarnos que estamos ante uno de los mejores jugadores de todos los tiempos que el Madrid tuvo la suerte de disfrutar y heredar sus mejores virtudes. La Copa de Europa y el Real Madrid se hicieron universales cogidos de la mano.

Deshecho ya el imbatible Madrid de Di Stefano por el infalible paso del tiempo, en los años siguientes el club blanco contempló como su enamorada ligaba también con otros. Pero la insistencia madridista por reconquistarla triunfó y en 1966 el Real Madrid se proclamaba campeón de Europa por sexta vez tras perder dos finales anteriormente. De las once primeras ediciones de la competición, el equipo blanco llegó a ocho finales de las cuales ganó seis. Si eso no es amor..


Tras este frenesí de amor y pasión desenfrenada, nada. La nada mas absoluta durante décadas. Parece que el amor se rompió de tanto usarse. Porque el Madrid seguía acudiendo puntual a la cita con su enamorada -mandaba con mano firme en España e hilaba Ligas con la misma facilidad que una abuela le hace un gorro de lana a su nieto- pero siempre volvía a casa solo y con las flores pochas. Séptima era la palabra maldita y ni la Quinta del Buitre pudo con ella. El recuerdo borroso, las fotos rotas antiguas en tono sepia y el hedor a rancio de lo conquistado hacía ya demasiado tiempo, hurgaban en un dolor insoportable para el madridismo que vio como la vieja Copa de Europa -la que parece una ánfora de la época romana-, su amada, jamás volvió a sus brazos.

Tuvo que ser su heredera -la joven, alta, guapa y lujosa Champions League- la que curara, cicatrizara y regenerara esa vieja herida del madridismo. La historia de amor no fue tan perfecta como la primera pero sí igual de apasionada. Digamos que fue una relación mas liberal, acorde con los nuevos tiempos. El Madrid rompió su maleficio en 1998 ante la Juve y consiguió tres Champions League intercaladas en cinco años. Liberal, pues eso. Nada posesivo. El cambio de siglo y de milenio era blanco como en los albores de la competición. Sumando 'lo viejo' y 'lo nuevo' el Real Madrid tenía 9 Copas de Europa. Inalcanzable.

En los años posteriores, surgió el mejor Barça de la historia con un futbolista destinado a marcar una época. Lo hizo. He aquí el mérito del Madrid. En la era Messi, el equipo blanco ha resurgido de sus cenizas y cuando la palabra 'Décima' parecía iba a ser tan gafe como lo fue 'Séptima', ha vuelto a tocar, besar y amar a la novia. Porque al Madrid no le hace falta jugar de cine ni ser el mejor equipo para reinar en Europa. Se ha visto y comprobado. El Madrid es otra cosa. Es inmortal. Por eso tiene mas Copas de Europa que nadie. Porque el primer amor no se olvida. Y el fútbol, a veces, solo a veces, tiene hasta memoria.




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