Sequía en La Masía

La Masía, esa cuna infinita de pequeñas joyas moldeadas para encajar exactamente en el juego del Barcelona, parece haberse quedado sin material de categoría para surtir al primer equipo adecuadamente. Casi no le llega ni para el filial. La crisis ha llegado para quedarse en la cantera culé donde hace no mucho, bastantes eran los que pensaban que produciría cracks a cascoporro como si de una fábrica de tornillos se tratara. Soberbia utopía.
La generación que permitió disfrutar del mejor Barça de la historia y amplia base de la Selección española campeona de todo, es irrepetible. Es la conjunción perfecta de un gran trabajo desde el fútbol base culé y la bendita coincidencia de que esos futbolistas irrumpieran en la misma época, en el mismo sitio y a la misma hora.

Desde que Guardiola los tuvo bien puestos para jugársela con Sergio Busquets y poco después con Pedro hasta ahora, la nada. Un puñado de futbolistas que parecían destinados a continuar con la excelencia vía Masía después de la generación dorada -Deulofeu, Bartra, Montoya, Tello, Thiago, Adama Traoré- nunca se asentaron en el primer equipo y ahora corren distinta suerte en el fútbol y en la vida, lejos del Camp Nou. Solo el curioso caso de Sergi Roberto, un auténtico superviviente, rompe la triste dinámica. Un jugador que perdió el bus, el taxi y el metro que llevaban hasta un puesto en el primer equipo del Barça pero que se pegó una valiosa carrera in extremis para ganarse su taquilla en el vestuario y a día de hoy -a lo Forrest Gump- aún no ha dejado de correr. En su maratón particular ha adelantado a fichajes millonarios, ha debutado con la Selección y se ha convertido en uno de los intocables de Luis Enrique. Meritoria paciencia la del último canterano potable.


Desde que llegó Cruyff para cambiarlo todo y ordenó que todas las categorías del fútbol base jugaran de la misma manera que el primer equipo, la cantera ha dado los mejores frutos de su historia y se ha convertido en una de las grandes referencias formando jugadores. Muchos pretenden copiar el modelo, aunque de momento nadie se ha acercado. Por eso se requiere de mucha paciencia ya no para formar a un buen futbolista sino también para que cuaje al llegar al primer equipo ya que los condicionantes para besar el éxito pueden ser muy distintos.
La foto ideal es aquella en la que gente de la casa son mayoría -como le ha pasado al Barcelona estos últimos años-. Pero eso en la élite es un rara avis. La Masía con la calidad adecuada y el oportuno entrenador valiente en el primer equipo, siempre va a tener oportunidades. Hasta Van Gaal se las dio en su época. Pese a su mala fama con los jóvenes, fue con él quienes empezaron a escribir su historia en el Barça mitos como Xavi, Puyol, Valdés o Iniesta. También Cruyff se abrazó a la cantera cuando vinieron mal dadas en su último año y pretendía hacer otro equipo campeón. Ya era tarde pues su crédito estaba casi agotado tras la fumigación del Dream Team. Fiarlo todo a una generación a la que se la llamó 'la quinta del Mini' y ver que no eran cinco sino seis y que además la mayoría de ellos acabó jugando en el Espanyol, demuestra que los genios también se equivocan.

La Masía está viva. Solo hace falta volver a regarla con la humildad de un payés currante y los frutos volverán a nutrir el Camp Nou.

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