No va más

Empieza el show. Como cada año a estas alturas, se abre el debate sobre quién será el próximo Balón de Oro. La diferencia esta vez reside en que ha sido la prensa de Barcelona, tras la portentosa exhibición de Messi ante el City de Guardiola, quién ha reabierto un tema que parecía cerrado desde hace meses. El grandioso arranque de temporada del plusmarquista mundial de balones de oro, unido al tibio e inusual comienzo de Cristiano, da para el debate.

Todo parecía -parece?- bien atado por parte del crack portugués para obtener su cuarto Balón de Oro el próximo Enero, tras alzarse campeón de Europa con su club y su país. Esa es la poderosa razón por la que es, desde hace meses el gran favorito. Pero si rascamos un poquito más veremos que su doble alzamiento europeo colectivo ha coincidido con su temporada menos deslumbrante en lo personal. No ha metido tantos goles ni ha sido tan decisivo como de costumbre. Sus equipos vencieron, sí pero él no brilló especialmente. Las molestias en su tobillo unido a su afán por jugar hasta en el jardín de su casa, han hecho mella en él. En la Undécima fue el máximo goleador del torneo -casi todos los metió en la primera fase- y marcó el penalti decisivo en la tanda de la final contra el Atlético. En la Eurocopa es mas recordada su imagen como entrenador -sin americana- en la banda en la final que algún gol suyo salvador también en la primera fase. Karembeu también ganó la Champions y el Mundial en 1998. Perdón. Las comparaciones son odiosas.

Griezmann parecía el único que le podía estornudar cerca al portugués. Aunque está claro que si alguien pierde dos finales frente a Cristiano, éste es lógico que también venza en el duelo particular por el Balón de Oro. La temporada pasada fue muy meritoria del francés con su equipo, dejando detalles de talla mundial pero en la Eurocopa no estuvo a la altura que se esperaba de él. Su inicio de temporada está falto de chispa y su compañero el emergente belga Carrasco, le está robando alguna que otra portada últimamente. Griezmann quiere posicionarse a la altura de Cristiano y Messi. Madera tiene el chico pero todavía le quedan muchos petit suise que digerir para acercarse siquiera. La constancia, la voracidad y la duración del reinado de los dos grandes mitos del fútbol moderno no están al alcance de nadie en toda la historia del fútbol. Palabras mayores.


Y entonces aparece Messi cuando ya nadie lo esperaba para este Balón de Oro. Ganó el doblete con su club y cerró la trilogía de decepciones en finales con su selección, siendo protagonista pero sin abrumar tanto como suele. Su comienzo de temporada sí está siendo apabullante, tanto en números como en juego. La lesión que le mantuvo fuera un mes no ha mermado al crack que ha vuelto mas en forma y feliz. Su hat trick al City sin bajar del autobús solo está al alcance del mejor Messi. Pudo hacer el cuarto de penalti que él mismo provocó pero se lo dejó a su amigo Neymar -poco se habla de este gesto que ya se ha repetido otras veces- que falló. Si el argentino consigue enlazar varias exhibiciones en las semanas venideras, al loro. El propio Cristiano ya se llevó su segundo Balón de Oro en 2013 sin ganar ningún título colectivo, tras remontar a Messi y Ribéry en un otoño excelente que coronó con su portentoso partido en Suecia en la repesca para el Mundial. Aquello obtuvo un valor inusual y le sirvió para ganar el galardón en las últimas semanas del año.

Se repetirá este año la historia pero al revés? Los próximos partidos dictarán sentencia en el enésimo capítulo de la eterna lucha de los dos colosos del fútbol mundial. La partida está servida. Hagan juego señores. No va más.

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