Regalos, gangas y carbón

Bien entrados en el mes de Diciembre y a las puertas de las navidades, siempre es época de rumores por la cercanía de la apertura del mercado de fichajes de invierno. Ese período en que ningún equipo quisiera acudir para incorporar jugadores, porque significa que algo no se ha hecho o no ha ido bien en los primeros meses de competición. Lesiones de larga duración, alguna posición para reforzar, un jugador que haga de revulsivo para revertir la mala situación del equipo, creer haber encontrado una 'ganga', prohibición de la Fifa para fichar antes... son diversas las razones por las que un club se dispone a fichar en invierno.

En nuestra Liga, el mercado de invierno se instauró en la temporada 1994-95. La segunda mitad de los 90 y la primera del presente siglo, fue época de bonanza económica para la mayoría de equipos de Primera División por los primeros mega contratos televisivos por el auge de la televisión de pago. El mercado de invierno se convirtió en un recurso sostenible hasta que los equipos inflaron sus deudas y Hacienda no tuvo más remedio que pasar cuentas con el otrora intocable fútbol, debido a la crisis. Con las 'vacas flacas' se acabó el festival de fichajes de todo tipo de los "locos años 90".
Pero este mercado de fichajes nos ha dejado una buena lista de 'perlas' a lo largo de su corta historia.
Los regalos de Navidad que los clubes se hacen. Hay de todos los colores y para todos los gustos.

Karembeu. Barça y Madrid protagonizaron una lucha sin cuartel por hacerse con los servicios del jugador francés. Al final se lo llevó el equipo blanco en invierno de la temporada 1997-98 tras meses de espera. Su calidad en el terreno de juego no estuvo a la altura de todo el ruido de su fichaje. Pero fue vital en la consecución de la séptima Copa de Europa, marcando dos goles en cuartos y otro más en semifinales. Solo por eso ya mereció la pena.

Bogarde. En plena holandelización por parte de Van Gaal, faltaba la pipa del tulipán que intentó crear en Can Barça. Winston se hizo famoso por pasear sus cadenas de oro en el cuello por los campos de la Liga. Con decir que es el 'M.A' del fútbol, queda todo dicho.

Aimar. El Valencia hizo saltar la banca en Enero del 2001 para conseguir el fichaje del argentino, por el que muchos equipos suspiraban. 4500 millones de las antiguas pesetas suponen el fichaje más caro de su historia. Pocas veces un equipo se ha gastado tanto dinero en invierno. Le salió bien, puesto que Aimar puso la magia en un Valencia que ganó dos ligas.

Gravesen. Llegó en la 2004-05 para poner músculo y sacrificio en pleno Madrid de los galácticos.
Fue un incomprendido en un equipo plagado de súper estrellas. Para el recuerdo su mítica gravesinha, el auto-regate hecho arte.

Davids. Podría ser el "fichaje perfecto de invierno". Una auténtica 'ganga'. Revirtió la opinión que se tuvo de su incorporación, fue revulsivo y además llegó gratis, puesto que era una cesión. A partir de su llegada, Rikjaard cimentó su futuro equipo campeón en un proyecto que parecía abocado al fracaso. El Barça quiso quedárselo a toda costa en propiedad el verano siguiente, pero él prefirió la pasta que por entonces aún había en Italia. Aún hoy se arrepiente.



Palermo. El auténtico bombazo lo dio en 2001 un Villarreal que nada tenía que ver con lo que es hoy día, un verdadero ejemplo de proyecto de club. Un recién ascendido que disfrutaba la segunda temporada de su historia en la élite, fichó a uno de los delanteros del momento, que si bien nunca dio la talla en España, sirvió para poner al equipo amarillo en el mapa y crear un punto de inflexión para lo que vendría después.

Los De Boer. Y el tulipán creció y creció y a él llegaron los gemelos para acabar con la paciencia de una afición que veía como su equipo se convertía en una especie de Ajax pero con peores resultados en un ambiente muy crispado. Tienen el honor de ser el último fichaje de Núñez. El defensa estuvo unas temporadas en el club. El otro, venía en el pack.

Gago, Marcelo e Higuaín. De una tacada se trajo Ramón Calderón en su primer y penúltimo invierno a los que él mismo denominó como 'los tres mejores jugadores sub20 del mundo'. Se excedió un poco. Pero la verdad es que no le dieron mal resultado. Al contrario. El único que no triunfó, fue precisamente el más caro y el que mejor proyección tenía, Gago. El Pipita hizo carrera en el Bernabéu durante muchas temporadas y Marcelo ha resultado ser un digno heredero de su antecesor en el carril izquierdo, Roberto Carlos.

Faubert. El 'no fichaje'. Todavía no se sabe por qué llegó y para qué. Ser el "gemelo" de Vin Diesel no le sirvió para jugar más de 52 minutos en 6 meses en el Real Madrid. Se cansó tanto de esperar oportunidades que se durmió un partido en el banquillo. Internacional por Martinica, intenta reverdecer viejos laureles en el Gavà, de 3ª división.

+ BONUS: Manolitos. Amunike y Adebayor. El claro ejemplo de fichaje de invierno frustrado en lo futbolístico pero que consiguieron el cariño de la afición cada vez que lo intentaban en el césped.
Emmanuel Adebayor, togolés, fue el arma que le trajeron a Mourinho en su primera temporada en Madrid porque decía que con un gato (Benzema) no podía cazar. El africano vino con la pólvora mojada y duró hasta final de temporada.
Emmanuel Amunike, nigeriano, fue la incorporación deseada por Robson que lo conocía de su etapa en el Sporting de Lisboa. En Barcelona estuvo varias temporadas donde jugó poquísimo, debido a sus inacabables lesiones. Para el recuerdo, su inverosímil asistencia sin querer en forma de carambola en el gol decisivo de la emocionante final de Copa ante el Betis en el Bernabéu y ser el padre de Luis Enrique en el famoso hit. Entrañable.



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