Quién ama a Mou?

 


La enésima tropelía de Mourinho con un joven aficionado que se acercó a éste con su móvil y el chaval se llevó un pescozón cómo premio, junto al lío que él mismo formó con la doctora del Chelsea, que acabó con ésta fuera del club y el pésimo arranque de temporada de su equipo, hacen que el portugués, seguramente, esté viviendo las horas más bajas desde que se dedica a entrenar.

Mourinho es un tipo hecho a sí mismo, que ha labrado su carrera a base de constancia, mucho trabajo
y una fuerte personalidad. Se nota que nadie le ha regalado nada y, por supuesto, qué no debe nada a nadie. El hecho de no haber sido un futbolista conocido, ha requerido de él transmitir un firme carácter para hacerse respetar en un mundo tan jerárquico cómo el fútbol, dónde los nuevos, no siempre son bienvenidos en la élite. Pero es ese respeto, al que Mou aspiraba en sus inicios y que consiguió en tiempo récord, debido a sus logros, el que parece haber perdido por este deporte y todo lo que lo rodea.


De sobras es conocido el currículum de Mou. El deportivo y el 'penal'. Escándalos tiene de todo tipo y para todos los gustos. Enumerarlos aquí, me sonrojaría sólo de recordarlos. Su bélica estrategia de ganar 'por lo civil o lo criminal', qué diría aquél, le ha hecho dejar múltiples víctimas a cada lado del camino que lleva a la victoria. La mezquina táctica del 'todo vale' le ha coronado cómo el auténtico ogro del fútbol europeo. Sus penosas excusas, sus continuos desplantes rozando el insulto o sus maneras casi mafiosas en algunas aspectos, le han hecho coleccionar enemigos allá dónde ha estado. Todo debería tener un límite. No para él, que lo ha sobrepasado en numerosas ocasiones. Mourinho ha creado un personaje tan fuerte, que ha acabado por engullir a la persona.

También ha tenido aduladores, que aún sabiendo de sus malas artes, le aplaudían y vitoreaban, pensándose que con él, alcanzarían la gloria que les fue arrebatada. Con el Real Madrid hubo un matrimonio de conveniencia que duró, lo que tardaron en darse cuenta de qué aquello se les había ido de las manos y no merecía la pena tanto sufrimiento para tan poco gozo. La tierra prometida les llegaría al año siguiente con un entrenador en las antípodas del portugués. Pero a Mou le había dado tiempo de incrustar su metralla en una afición dividida y cargarse al último mito del club.
Palmeros ha tenido en todas partes, pero cada vez son menos los que le ríen las gracias. Mourinho siempre se ha parapetado en sus triunfos para defenderse de las críticas a su manera de hacer las cosas. Sus logros son incontestables, y es por ello que ya tiene su hueco en la historia. Sus actuaciones, también. Ahora que ya no gana tanto, me asalta la duda de porqué será más recordado. Sólo el tiempo pone a cada uno en su sitio. A Mourinho, también.
 
 
 
 
 

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